
Hoy era nuestro segundo día por los Fiordos del Oeste. Aunque el día de ayer solo sirvió de previo contacto. Realmente hoy era cuando íbamos a ver los Fiordos del Oeste en todo su esplendor. Otro día seguido de bastante kilometrada, así que había que madrugar.En el post de hoy os vamos a contar qué ver y hacer en los Fiordos del Oeste de Islandia.
Nos levantamos a las 7:00 para preparar todo y salir temprano. Desayunaríamos como los días anteriores en camino. Había que ganar algo de tiempo para que el día no se hiciera muy largo. Como ya os dijimos en otros post, la carretera principal de los fiordos del oeste es de asfalto. El camino no se hace pesado en ningún momento, ya que las vistas son impresionantes.
Índice

Como podéis ver en alguna de las fotos, las carreteras están desiertas. Va a ser otro de esos días en los que nos vamos a cruzar con pocos coches. También vamos a ver pocas poblaciones.
La vida en invierno tiene que ser muy dura por estos lugares. Bien es cierto que nosotros no nos podemos quejar del tiempo. Los dos días que hemos pasado aquí nos ha hecho un sol deslumbrante. Además no hemos visto en ningún momento el horrible viento tan famoso por esta zona de Islandia.

Nuestra primera parada en el camino debía ser Ísafjörður. Aunque como ya os venimos diciendo, en este país haces paradas en muchos más sitios de los que tienes planeado. En esta ocasión, paramos en la localidad de Súðavíkurhreppur.
Al pasar por esta población, vimos una cabina un tanto curiosa. Paramos el coche e hicimos unas cuantas fotos. Nos parecía una idea fantástica. En un lado de la cabina ponía «pequeña biblioteca» en inglés. Y también «deja uno, coge uno». Una buena forma de fomentar la lectura entre los más pequeños, además de aprovechar estas cabinas que en algunos países ya no se utilizan.
Cabina de teléfonos en Súðavíkurhreppur
Ísafjörður

Desayuno
Desde el hotel de Heydalur, teníamos unos 130 kilometros hasta esta bonita localidad de los Fiordos del Oeste. En una hora y media más o menos entrábamos a la que se puede considerar como capital de esta zona de Islandia. Tiene una población de unos 4.000 habitantes.
Y como podéis ver, las vistas del fiordo son asombrosas. Aquí aprovechamos para desayunar en una de las famosas panaderías del país. Esta panadería está en el centro de esta población y se llama Gamla Bakaríið. No tiene pérdida porque veréis la antigua furgoneta con la que repartían.


Desayunamos un par de capuccinos y tres piezas de bollería. Todo nos costó 1.900 ISK, unos 15€ al cambio. Para ser Islandia, un precio más que recomendable para que visitéis esta cafetería.
Después de reponer fuerzas, volvíamos a coger el coche para recorrer los más o menos 90 kilómetros que nos esperaban hasta llegar a la catarata de Dynjandi. Teníamos otra hora y media de recorrido por delante. Aunque como ya podéis suponer, haríamos unas cuantas paradas para hacer fotos.
Fiordo del oeste
Seguimos nuestra ruta
A partir de aquí la carretera es más de montaña, ya que se atraviesan los fiordos en vez de rodearlos. Incluso cruzamos varios túneles muy bien acondicionados con dos carriles. Los paisajes son impresionantes, aunque quizá se ve menos agua en las montañas que en los Fiordos del Este. Aún así las vistas son increíbles y no puedes dejar de mirar hacia izquierda y derecha en todo momento.

Como os adelantábamos, hicimos varias paradas durante el camino antes de llegar a Dynjandi. En este recorrido fuimos por la carretera 60. En cuanto pasas la localidad de Þingeyri, la carretera pasa de asfalto a gravilla.
Deciros que en todo nuestro viaje por Islandia, no recordamos ninguna carretera de gravilla excesivamente mala. Por supuesto, si quitamos las carreteras «F». El resto de carreteras de tierra están muy bien y el transitar por ellas no se hace pesado. A partir de aquí la carretera se va empinando y las vistas se hacen mucho más bonitas.

Vamos llegando a Dynjandi y ya la podemos observar desde lo lejos. Las vistas del fiordo que hay que rodear para llegar hasta ella son impresionantes. Supongo que esta cascada tiene que ser más impresionante todavía cuando lleve más agua. Aún así desde lo lejos es espectacular.
Dynjandi
La cascada de Dynjandi realmente es un conjunto de más cascadas. Cuando aparcas el coche tienes que seguir un sendero de una hora más o menos, ida y vuelta.
Desde la base hasta que llegas arriba a Dynjandi te vas encontrando con pequeñas cascadas y unos miradores para disfrutarlas y hacer fotos. Por cierto, en el mismo aparcamiento hay un par de baños. En estos baños siempre hay una cajita para dejar unas monedas, pero en nuestro caso no llevábamos efectivo.


Las cascadas previas a Dynjandi son las siguientes: Baejarfoss, Hundafoss, Hrísvadsfoss, Göngumannafoss y Strompgljúfrafoss. En sendero que las une se hace muy divertido dado que vas haciendo paradas en cada una de las pequeñas cascadas. Por cierto, llevad buen calzado. Las escaleras son bastante empinadas y grandes en algunos casos. Además la humedad del sitio hace que algunas estén bastante resbaladizas.


Vídeo
Para que veáis el sendero del que os estamos hablando y también podáis disfrutar de Dynjandi en todo su esplendor, os dejamos esté vídeo que también podéis ver en nuestro canal de Youtube:
Ascendiendo a la base de la cascada
Cada vez que vas llegando más cerca de la base de Dynjandi, te das cuenta lo hermosa que es esta cascada. Las vistas son alucinantes y más aún si te das la vuelta y miras hacia el fiordo. Aprovechad a hacer muchísimas fotos. En nuestra visita había muy poca gente, con lo que pudimos disfrutar bastante rato de las vistas y hacernos fotos tranquilamente.


Prácticamente podéis llegar hasta la misma base de la cascada. Abrigaros bien porque al llegar arriba la pared tapaba el sol. Entre el «spray» de la cascada y la sombra, la temperatura baja considerablemente. Pero con semejantes vistas uno se olvida hasta del frío.


Como os decíamos, desde arriba las vistas del fiordo son increíbles. La naturaleza salvaje de esta zona de Islandia os encantará. Es una zona mucho menos turística que el sur de Islandia y ello la hace casi más interesante, según nuestra opinión. El hacerte fotos solo y no cruzarte con turistas en muchos kilómetros para nosotros es impagable. Cierto es que por contra hay que hacer más kilómetros de carretera, pero creemos que merece la pena.


Bíldudalur
Después de nuestra visita de Dynjandi nos tocaba otra vez carretera y manta. Nuestra siguiente parada sería Bíldudalur. Teníamos unos 60 kilómetros, no más de una hora.
Dada la hora que era, aprovecharíamos a comer en esta localidad. Nos quedaban un par de días en Islandia y aún teníamos comida de nuestra última visita al supermercado Bonus. Así que aprovecharíamos el tiempo que hacía hoy y comeríamos un bocadillo al aire libre.
Unos 20 kilómetros antes de llegar a Bíldudalur os encontraréis una pequeña piscina termal. Esta piscina se llama Reykjafjardarlaug y está justo encima del hotspring del que se nutren sus aguas. Si tenéis tiempo no dudéis en daros un baño.
Las vistas desde la piscina del fiordo Reykjarfjordur son asombrosas. En toda esta zona de los Fiordos del Oeste nos cruzaríamos con más de una piscina de este tipo. Así que ya sabéis, llevad preparados vuestros bañadores.
Látrabjarg
Después de nuestra comida campestre, nos teníamos que dirigir hacia el extremo más occidental de Europa, Látrabjarg. Esto hay que decirlo con permiso de las islas Azores. Desde Bíldudalur hay 87 kilómetros hasta estos famosos acantilados.
Deciros que los últimos kilómetros de carretera antes de llegar a Látrabjarg son infernales. Y sobre todo son no aptos para gente con vértigo. La carretera en muchos momentos va pegada a los acantilados y los quitamiedos no están en muy buenas condiciones.

Barco varado
Antes de llegar a Látrabjarg os encontraréis con el barco varado Garðar BA 64. Muy bien conservado para ser un barco de 1912, es decir de más de 100 años. Como curiosidad os podemos decir que se trata del barco más antiguo de Islandia, construido en acero. Se quedó varado en el año 1981. Su imagen fantasmagórica junto al fiordo era bastante alucinante.
Avión del ejército americano
Museo
A unos 20 kilómetros antes de llegar a Látrabjarg hay una especie de museo regentado por Egils Ólafssonar. Es un museo bastante ecléctico, donde podréis ver desde un avión del ejército de los Estados Unidos hasta barcos pesqueros y una exposición sobre historia de la zona, la caza de ballenas o incluso algún que otro naufragio.

Como os decíamos antes, después de una carretera un poco infernal y pesada, se llega a Látrabjarg. Aquí el tiempo ya empeoró bastante y el aire era muy molesto. Teníamos pensado hacer un pequeño sendero por los acantilados pero nos echamos atrás.
Quizá pensándolo mejor ahora, esta visita la hubiésemos pasado por alto. Queda un poco como anecdótico el estar en la parte más occidental de Europa. Si no pensáis realizar algún sendero para ver los acantilados, creemos que no merece la pena la paliza para llegar hasta aquí.


Flókalundur
Después de nuestra última visita, tocaba de nuevo carretera para llegar hasta nuestro alojamiento de hoy. Intentamos ponerlo lo más lejos posible para mañana tener que hacer menos kilómetros para llegar a la península de Snæfellsnes.
Desde Látrabjarg aún nos quedaban 90 kilómetros hasta el hotel. El cansancio de todos estos días ya se iba notando en nuestros cuerpos y los días se iban haciendo un tanto pesados. Además estos dos últimos días de kilómetradas en coche también se notaban.

Como siempre Islandia nos iba a sorprender con alguna cosa más. En una de las múltiples paradas que hicimos antes de llegar a nuestro alojamiento, vimos una mesa con una especie de cajón metálico. Como buenos españoles y curiosos 🙂 abrimos el cajón y en su interior había un cuaderno para firmar.
Estuvimos ojeándolo y vimos que había muchos españoles que habían escrito, así como de otros países. No pudimos evitar hacer lo mismo y dejamos nuestro mensaje en este sitio tan curioso. Qué decir de las vistas, en Islandia las paradas son fundamentales.

Alojamiento
A unos 600 metros antes de llegar al hotel, teníamos apuntado en nuestro cuaderno una piscina termal para darnos un último baño. Paramos en el parking con nuestro coche, aunque nos dimos cuenta que parecía que todo estaba muy cerrado.
En las fotos que vimos en Google Maps parecía que la piscina estaba aislada y que se podía bañar en cualquier día del año. Sin embargo, ahora estaba como integrada en un camping. Preguntamos a los que parecían los dueños del local y nos dijeron que solo estaba abierto en verano… Un poco raro cuando aún era verano 🙂 Nuestro gozo en un pozo.
Después de este pequeño chasco llegamos a nuestro alojamiento. Hoy terminábamos con nuestras provisiones de comida y hacíamos la cena en la habitación del hotel. El hotel en el que nos alojamos se llama hotel Flókalundur.
Es un alojamiento aislado en medio de la nada, en el que hay un surtido de gasolina. Las habitaciones no son muy grandes, pero son luminosas y acogedoras. Los baños son muy nuevos y las camas cómodas. En esta ocasión nos entraba el desayuno. Como siempre, había que hacer resumen del día, ver las fotos y reflexionar sobre lo que nos había gustado y lo que no. Mañana nos esperaba otro día de bastantes kilómetros por carretera para adentrarnos en la península de Snæfellsnes.
Mapa
Compartimos con vosotros el siguiente mapa donde podréis consultar el itinerario del día. También encontrareis en él los puntos de interés, restaurantes y mucha más información 😛 .
